35 RATATOUILLE
Compensando los tres días perdidos en Delhi ahora vamos a hacer turismo del bueno... Os prometí que hoy haríamos una cosa asquerosa ¿verdad? Pues tras hacerme unos 100 km de carreteritas por la mañana veniros ahora conmigo a Deshnoke, al Karni Mata Temple, o dicho de otro modo, al famoso Templo de las Ratas Sagradas...
Al llegar están haciendo una plegaria en el templo.
Si no nos hemos fijado bien, probablemente habremos cogido la barandilla al entrar sin darnos cuenta que está llena también de ratas...
Recordemos que hay que descalzarse y que inevitablemente las ratas, sus excrementos y sus orines en algún momento u otro van entrar en contacto con los poros de nuestra piel lo queramos o no...
Los especiales huéspedes del templo.
Pero vamos con las buenas notícias para quitar algo de hierro al asunto. Resulta que son ratitas tipo Ratatouille, de esas grises y de tamaño mediano, no como nuestras ratas marrones, asquerosas y gordas que cuando te sale una de una alcantarilla has de mirar dos veces a ver si no era un conejo... jajaja.
En definitiva que no es tan fiero el león como lo pintan y no hay tantas ratas como me imaginaba y/o no dan tanto asco, al menos a mi que al final hasta he acabado dándole de comer de la mano a alguna que me miraba con ojillos tiernos (sin pasarme, que si me da un bocado aquí puedo coger hasta el dengue, jajaja).
Hora de comer.
¡Que graciosas en el cuenco de leche!
Ratatouille.
¡A comer!
Dicen que da buena suerte si consigues ver una rata blanca pero yo no he logrado ver ninguna. Palomas si, muchas, y hay que decir que con sus cagaradas contribuían a dar más asco casi que las ratas... como me decía una gallega de un grupo de 5 chicas que he encontrado ya a la salida, pues a partir de aquí los lugares que visitaré en un par de días ya forman parte de los paquetes turísticos habituales del Rajastán, la parte de India más visitada.
Bueno, pues pasado el trago ya no me queda más que dedicar el día a hacer kilómetros dirección Ajmer, aunque hay que decir que alucino cada vez que paso por un pueblo con el caos circulatorio que tienen montado, en especial los baches, vadeos de charcos enormes, barrizales eternos y demás trampas mortales con los que sé que la rueda trasera casi lisa de la superternera se está acordando de mis muelas, aunque de momento me ha sacado de todas para desilusión de la peña local que cada vez que me ven pasar un barrizal toman asiento y se relamen pensando que me voy a quedar enganchado... jajaja (y lo jodido es que tengo la sensación de que tarde o temprano así será...).
Paso por Pushkar a ver los Gaths que rodean su pequeño lago. Aquí el turismo ya es evidente y la caza oficial del turista también... Hay cantidad de chiringuitos, buscavidas, consigue-hoteles, etc, etc.
En el Brama Temple (que no tiene nada de especial a pesar de ser uno de los pocos templos de la India dedicado a Brama), cuando llego todavía está cerrado, pero luego ya había una peña numerosa.
Por las calles de Pushkar algunos edificios aparentemente abandonados son realmente notables.
En los Gaths, las escaleras que bajan al lago en este caso (no tan famosas como las de Varanasi que bajan al Ganges) me salen algunas fotos chulas, tanto de los enormes monos, como sobretodo de la gente que se lava purificándose.
Voy saliendo de Pushkar.
En el puerto de montaña encuentro, como no, muchos más monos.
Allí al fondo está Ajmer y su lago.
Ya en Ajmer encontramos el parque Garib Navaj bastante agradable con miradores al lago Ana Sagar donde la gente deja pasar la tarde en familia.
Mucho más tumultuoso y caótico es intentar acercarse al Dargah Sharif, que remata la calle más comercial de Ajmer.
Puerta de entrada al mausoleo/mezquita de Dargah Sharif.
Detalle.
El templo Soniki Ki Nasiya.
Torre del reloj.
Saliendo de Ajmer puedes encontrar el Mayo College, con regusto británico colonial y que se nota que es el sitio de la formación educacional de los pudientes...
Y más allá acabamos en el Nareli Jan Temple un espacio precioso, remanso de paz donde podría haber pasado la tarde entera tirado en el cesped perfectamente cuidado como hacían famílias y parejas, y cuya pieza central es un bonito templo de nueva factura que alberga en su interior una enorme estatua de un Buda sentado.
Salgo definitivamente de Ajmer casi anocheciendo y un cartel de un Macdonalds en un mini-centro comercial hace que (pecador de mi) salga de allí 45 minutos más tarde con un Menú McPollo y un helado en el estómago (aquí en la India por razones obvias no hay hamburguesas de ternera) pues de vez en cuando hay que darse una alegría y creo recordar que desde anteayer que no comía nada... jajaja.
Al rato consigo cama en un motel de carretera (no creáis que es fácil que los dos primeros me han dicho que no para ahorrarse hacer el registro del pasaporte...). Hay que decir que aunque el hotel tiene una fachada bonita, la habitación vuelve a ser de las cutrecillas. A 1.000 rupias la noche (12 leros) haciendo, eso sí, que incluyan una "cold mineral water" (os aconsejo que lo negociéis que luego se agradece).
Al llegar están haciendo una plegaria en el templo.
Si no nos hemos fijado bien, probablemente habremos cogido la barandilla al entrar sin darnos cuenta que está llena también de ratas...
Recordemos que hay que descalzarse y que inevitablemente las ratas, sus excrementos y sus orines en algún momento u otro van entrar en contacto con los poros de nuestra piel lo queramos o no...
Los especiales huéspedes del templo.
Pero vamos con las buenas notícias para quitar algo de hierro al asunto. Resulta que son ratitas tipo Ratatouille, de esas grises y de tamaño mediano, no como nuestras ratas marrones, asquerosas y gordas que cuando te sale una de una alcantarilla has de mirar dos veces a ver si no era un conejo... jajaja.
En definitiva que no es tan fiero el león como lo pintan y no hay tantas ratas como me imaginaba y/o no dan tanto asco, al menos a mi que al final hasta he acabado dándole de comer de la mano a alguna que me miraba con ojillos tiernos (sin pasarme, que si me da un bocado aquí puedo coger hasta el dengue, jajaja).
Hora de comer.
¡Que graciosas en el cuenco de leche!
Ratatouille.
¡A comer!
Dicen que da buena suerte si consigues ver una rata blanca pero yo no he logrado ver ninguna. Palomas si, muchas, y hay que decir que con sus cagaradas contribuían a dar más asco casi que las ratas... como me decía una gallega de un grupo de 5 chicas que he encontrado ya a la salida, pues a partir de aquí los lugares que visitaré en un par de días ya forman parte de los paquetes turísticos habituales del Rajastán, la parte de India más visitada.
Bueno, pues pasado el trago ya no me queda más que dedicar el día a hacer kilómetros dirección Ajmer, aunque hay que decir que alucino cada vez que paso por un pueblo con el caos circulatorio que tienen montado, en especial los baches, vadeos de charcos enormes, barrizales eternos y demás trampas mortales con los que sé que la rueda trasera casi lisa de la superternera se está acordando de mis muelas, aunque de momento me ha sacado de todas para desilusión de la peña local que cada vez que me ven pasar un barrizal toman asiento y se relamen pensando que me voy a quedar enganchado... jajaja (y lo jodido es que tengo la sensación de que tarde o temprano así será...).
En el Brama Temple (que no tiene nada de especial a pesar de ser uno de los pocos templos de la India dedicado a Brama), cuando llego todavía está cerrado, pero luego ya había una peña numerosa.
Por las calles de Pushkar algunos edificios aparentemente abandonados son realmente notables.
En los Gaths, las escaleras que bajan al lago en este caso (no tan famosas como las de Varanasi que bajan al Ganges) me salen algunas fotos chulas, tanto de los enormes monos, como sobretodo de la gente que se lava purificándose.
Voy saliendo de Pushkar.
En el puerto de montaña encuentro, como no, muchos más monos.
Allí al fondo está Ajmer y su lago.
Ya en Ajmer encontramos el parque Garib Navaj bastante agradable con miradores al lago Ana Sagar donde la gente deja pasar la tarde en familia.
Mucho más tumultuoso y caótico es intentar acercarse al Dargah Sharif, que remata la calle más comercial de Ajmer.
Puerta de entrada al mausoleo/mezquita de Dargah Sharif.
Detalle.
El templo Soniki Ki Nasiya.
Torre del reloj.
Saliendo de Ajmer puedes encontrar el Mayo College, con regusto británico colonial y que se nota que es el sitio de la formación educacional de los pudientes...
Y más allá acabamos en el Nareli Jan Temple un espacio precioso, remanso de paz donde podría haber pasado la tarde entera tirado en el cesped perfectamente cuidado como hacían famílias y parejas, y cuya pieza central es un bonito templo de nueva factura que alberga en su interior una enorme estatua de un Buda sentado.
Al rato consigo cama en un motel de carretera (no creáis que es fácil que los dos primeros me han dicho que no para ahorrarse hacer el registro del pasaporte...). Hay que decir que aunque el hotel tiene una fachada bonita, la habitación vuelve a ser de las cutrecillas. A 1.000 rupias la noche (12 leros) haciendo, eso sí, que incluyan una "cold mineral water" (os aconsejo que lo negociéis que luego se agradece).
Y para compensaros haberos llenado hoy la pantalla de ratas, la última foto del día os la pongo más agradable...
Kms hoy: 426 km
Acumulados: 16.501 km
Media: 471 km
Hemos pasado por 17 países.
